A partir de la promulgación del Decreto Presidencial 1.666 en el 2002, relativo a la Regulación de la Tenencia de la Tierra, 5 mil 654 Comités de Tierra Urbana (CTU) han sido conformados en Venezuela. Realización de censos, catastros, apoyo a la gestión de titularidad de tierras y hasta la recuperación de la memoria histórica de los barrios son algunas de sus tareas
Las miles de pequeñas luces que surgen de las colinas, la noche, en Caracas, hacen pensar en la Vía Lacta que se pierde en el horizonte. Pero al amanecer, aparece una dura realidad que rápidamente oculta este paisaje estrellado. Cientos de millares de ranchos están instalados en los cerros de la capital venezolana, conformando barrios empobrecidos que rodean la ciudad.
Desde los años 50, atraídos por el sueño de una mejor calidad de vida, millones de campesinos del interior emigraron hacia las grandes ciudades. Caracas fue uno de los principales destinos de este éxodo rural. Sin embargo, la llegada a los centros urbanos fue a menudo una desilusión. Para obtener un lugar donde vivir los nuevos habitantes citadinos se vieron obligados a construir viviendas improvisadas y carentes de permisos legales en las colinas circundantes.
Esta situación se mantuvo durante más de 40 años. A lo largo de toda la democracia punto fijista no se intentó solucionar las condiciones habitacionales de estos venezolanos. Sin posibilidad de obtener un título de propiedad, los habitantes de los barrios eran condenas a la exclusión social: cero beneficios financieros, dificultad para acceder a los servicios básicos como agua potable y electricidad, obligados a vivir en hacinamiento. Cientos de miles de ciudadanos venezolanos convivían olvidados como fantasmas, carentes de derechos y consideraciones sociales.
Para detener esta violación de los derechos humanos, y fundamentándose en el artículo 182 de la Constitución Bolivariana, que habla sobre la creación de los Consejos Locales de Planificación Pública, el Presidente Hugo Chávez aprobó, el 4 de febrero de 2002, el Decreto 1.666 relativo a la Regulación de la Tenencia de la Tierra.
Nacimiento de los Comités de Tierra Urbana
El objetivo del Decreto Presidencial 1.666 es regularizar la tenencia de las tierras urbanas ocupadas por barrios y urbanizaciones populares mediante la participación protagónica de las comunidades organizadas.
Por ello, el artículo 3.1 del decreto dictamina: « estimular la participación ciudadana mediante la conformación de Comités de Tierra Urbana (CTU) » A la vez que el artículo 8.3 c, enuncia que « en cada barrio y urbanizaciones populares los CTU se organizarán para iniciar los procesos de discusión a fin de definir y decidir las medidas que deben adoptarse en el barrio para mejorar el hábitat”.
El Decreto 1.666 se ejecutó cuando los habitantes de los barrios en asambleas generales discutieron la conformación de los Comités de Tierra Urbana (CTU) y sus respectivos coordinadores. Al final del año 2004, Venezuela contaba con 5 mil 654 CTU los cuales incorporaban de modo organizado a 831 mil 138 familias, es decir 4 millones 155 mil 690 habitantes del país.
Estas organizaciones populares, que funcionan de manera horizontal, tienen como principal tarea dirigir las solicitudes de los títulos de propiedades que realizan los habitantes del barrio, a la Oficina Técnica Nacional para la Regularización de la Tierra (OFNTR).
Cuando se crearon los CTU en el 2002, la primera labor que estos organismos tuvieron que hacer fue un censo a las personas que viven en los sectores de los barrios o urbanizaciones populares. En promedio cada sector tiene 200 familias, cada una de éstas fueron censadas tomando en cuenta el estado de la infraestructura del inmueble, el tiempo de residencia, las condiciones socioeconómicas, la edad de los habitantes y el nivel educativo, entre otros factores.
“Nuestro CTU, esta conformado por quince personas. He recorrido todo el barrio para hacer el censo a todas las familias, a fin de gestionar sus títulos de propiedad », comentó Gabriela, miembro del CTU del barrio Lídice.
Para el período 2003-2004 este trabajo de censo fue todo un éxito, pues 70 mil 762 títulos de propiedad fueron otorgados a 532 mil 413 personas.
El segundo trabajo de los CTU fue proceder a la creación del catastro de su barrio. Para ello los CTU formaron, con personas de la comunidad, cooperativas de asistentes catastrales y acompañados de cooperativas de profesionales (geógrafos, urbanistas, ingenieros) procedieron a realizar el levantamiento del registro urbano.
La formación de las cooperativas de asistentes catastrales fomentó beneficios para las comunidades, ya que generaron mil 69 empleos directos y el Estado, quien financiaba los levantamientos catastrales, se ahorro 65% del gasto pues no recurrió a las empresas privadas que dominan esta área del mercado.
La alianza entre el saber técnico y el saber popular permitió establecer un mapa catastral preciso de los barrios populares urbanos. Simbólicamente y políticamente, miles de metros cuadrados habitados que estaban olvidados desde hace decenios surgieron de la tierra proclamando su existencia.
Además, de la realización de un mapa detallado de todos los barrios de las ciudades venezolanas, la memoria histórica de estos espacios urbanos también fue recolectada. Debido a que la gran mayoría de estos barrios no tenían una existencia legal durante los años de la Cuarta República, ninguna monografía histórica estaba establecida o registrada. Una parte importante de la población venezolana no existía ni geográficamente, ni en la memoria colectiva nacional.
Para remediar este asesinato simbólico, los CTU recogieron los testimonios de los habitantes para reconstituir, con las historias de vida, la identidad actual del barrio.
« Hemos interrogado a una persona mayor que vive aquí desde muchos años, nos explicó cómo era cuando llegó aquí. No había nada, ni agua, ni baños. Gracias a su transmisión oral de la memoria, pudimos comparar como el barrio se ha desarrollado”, nos comentó Luís del CTU del barrio Lídice.
Luís y sus compañeros grabaron los testimonios de este barrio. El día de la difusión de la película, ni un miembro de la comunidad estuvo ausente. La necesidad de identificación, de una historia propia, se superó desde ese momento y, en cambio, el sentimiento de vivir juntos se reforzó.
La lucha continúa
Los objetivos iniciales que llevaron a cabo los CTU, como el censo, el catastro y la recuperación de la memoria histórica, aún no han terminado. Incluso, la misma dinámica dentro de estas organizaciones ha llevado a la realización de otras actividades que en un principio no se tenían previstas.
Hoy los CTU se ocupan de vincular el Fondo Único Social (Instituto financiero del Estado) con las familias que requieren trabajos de reparación o de construcción de sus casas, ya que han ayudado a organizar un sistema de crédito con una tasa de interés preferencial. Este tipo de financiamiento, asegura el derecho de vivir en un entorno digno y sano, gracias a la obtención del título de propiedad.
Por otra parte, estos comités participan en la reciente Misión Hábitat, la cual se propone realojar a todas las familias que fueron perjudicadas por las lluvias o que sus viviendas se encontraban en zona de alto riesgo.
A través de los Comités de Tierra Urbana, una organización democrática basada en la participación ciudadana, se le ha podido devolver una dignidad perdida a la mayoría de los venezolanos.